Dentro de una Secta Satánica.
Wilson Fernando López era un joven de apenas 17 años que
vivía junto a sus padres en un barrio de la ciudad de Manizales, en Colombia.
Tenía una personalidad tímida, que le impidió por mucho tiempo acercarse a
otras personas.
Cambió su forma de relacionarse el día que Ana apareció en
su vida. Nada más verla quedó prendado… y ciego. "Era una hermosa joven de
ojos verdes claros, bellísima, con un rostro de inocencia casi angelical. Un
día me invitó a una fiesta, llegamos a una casa grande y me fijo al momento de
entrar que estaba todo oscuro. Caminamos, entré con ella a un lugar donde
habían otros muchachos que se colocaron una sotana oscura. Temeroso no le solté
la mano y también me vistieron con esta sotana”.
De forma ingenua, advierte, pensó que las vestimentas
correspondían a una fiesta. Pero su facción del rostro cambió cuando escuchó a
un hombre del grupo que hablaba un extraño lenguaje. “Noté que todos hablaban
en ese mismo idioma. Mientras, asustado, permanecí callado. Luego noté que en
el centro de una mesa que rodeaban estaba graficada una tabla Ouija con sangre
que luego supe era humana, y las manillas de la tabla comenzaron de pronto a
girar al contrario de las manecillas del reloj”
Se hizo visible su incomodidad, dice, pues nunca había
practicado este rito. “Los vasos de agua que estaban en la mesa comenzaron a
levitar unos cuantos centímetros, lo mismo pasó con las velas. En cuestión de
segundos entré en pánico y quise escapar, quería correr, pero ya era tarde.
Escuché una voz a mi espaldas que me dijo «si huyes te mato»”.
Así es como Wilson se integró a una secta satánica llamada
«Los Doce del Zodíaco», grupo al que se comprometió en cuerpo y en alma. “Me
dijeron que me estaban esperando desde hacía mucho tiempo, pues completaría el
círculo perfecto de la estrella de 12 puntas, la también llamada «Estrella de
Satán». Yo era el número 12".
Fiesta de Halloween y satanismo.
Wilson testimonia que existe una preparación tan sigilosa
como siniestra las noches de Halloween. “Conforme a unas fechas establecidas,
una de las mujeres deberá sacrificar a sus hijos el día 31 de octubre. Se la
elige con meses de anterioridad. Se acuesta (sexo ritual) con el líder, y
durante la semana (previa a Halloween) la tratan como si fuera una diosa”.
Los escabrosos detalles no se detienen y entre los ritos más
dantescos, detalla una serie de etapas que debió sortear para algún día,
liderar su propia agrupación. “Llegué a sacrificar a un gato negro. Le clavé el
puñal, me tomé su sangre y me comí su corazón. Con este acto, ya había
entregado, pr decirlo de laguna forma, el noventa por ciento de mi alma al
Demonio. Sólo me faltaba el sacrificio humano. Mis compañeras me instaban a
hacerlo, porque ya dominaba todos los ritos. Ellas querían que yo fuera su
líder. Claro, pero también tenía que montar mi morada de 12 discípulos para
continuar la obra de Satanás”.
Sórdidos sacrificios.
“Recuerdo que en una de las noches de Halloween, vi el
sacrificio de un niño. Me dio una inmensa pena ver cómo el sacerdote negro
colgó al niño, lo abrió con una daga, le sacó el corazón y se lo comió… ”.
Las descripciones coinciden con lo abordado por el padre
Luis Escobar, conocedor del tema, en una columna de Portaluz (pulse para ver)
respecto a que en la mayoría de las sectas, existe una dominación del líder y
complicidad por parte de sus miembros.
“Escogíamos a integrantes dentro de la secta para que se
embarazaran porque no queríamos despertar sospechas”.
Por otro lado, López explica que los atentados y los
hechizos deben ser entre las 3 y 5 de la mañana. “SI el niño no nace (parto
inducido) antes de las 5 de la mañana, se tiene que abrir la panza de la mamá.
Y se hace un sacrificio 2 por 1, pues se les mata inmediatamente”.
Estuvo atrapado por casi tres años, recuerda, y conforme
pasaba el tiempo, sabía que llegaba la hora de cumplir con el pacto. “Era el
que seguía en la lista y tenía que hacer el sacrificio. Llegó el 31 de octubre,
Halloween, todo está listo y los integrantes debíamos jurar ante el libro del
Macho Cabrío (texto insigne del satanismo y de invocación a demonios); así se
comienza el año satánico, se invoca a los espíritus inferiores y se baña a
todos los satanistas con agua de alcantarilla”.
Una fiel testigo
Resulta desconcertante oír las palabras de Wilson, quien,
sumido en espíritus malignos, fantasmas y otros seres, pretendió llevar
adelante su plan siniestro. “Llegó una muchacha nueva a mi barrio y tanto me
fasciné con ella que quise hechizarla. Probé con todos los rituales que sabía,
pero a ella no le entraba nada. Fue tanta mi obsesión que le pedí ayuda al
obispo negro para que ella se enamorara de mí”.
“Me recomendó que actuara como un chico bueno -confiesa- y
empecé a acompañarla en las cosas que a ella le gustaban. ¡Y ahí se produjo
todo! Rezaba el Rosario por las mañanas y las tardes, además de ir a misa todos
los días ¡No sabía en lo que me estaba metiendo!. Nos fuimos conociendo y un
día me pidió acompañarla a la iglesia…”. e arrodillara en frente del Santísimo.
Para pasar desapercibido, dice, la seguí a en todo y al entrar al lugar sagrado
recuerda que ella se arrodilló ante el Santísimo (que estaba expuesto para
Adoración). Lo miró invitándolo a arrodillarse… “pero al hacerlo sentí en mi
cuerpo como agujas traspasando todos los poros de mi piel. Era tanto lo
incómodo que me sentía cada vez que debía acompañarla a esto, que a veces la
esperaba afuera del templo”.
Nunca tuvo entre sus planes convertirse. Pero la presencia
divina que habitaba a la muchacha lapidó los deseos de Wilson. “Esta mujer me
decía en reiteradas ocasiones que oraba por la salvación de mi alma. Al mismo
tiempo que Satanás me llamaba cobrando la cuenta. Porque, recordemos, le debía
el sacrificio humano de Halloween”.
Presa de permanentes conflictos interiores dice que incluso
escuchaba voces que le decían: “¡Mátate!, ¡Te vamos a matar!, ¡Sacrifícate!”.
Desesperado y temeroso de revelar en la secta lo que sucedía, recurrió
instintivamente donde el sacerdote Héctor Ochoa (ya fallecido) por medio del
cual vivió una experiencia liberadora. “Con el padre empezó esa batalla campal
que duró tiempo. De mí, salieron tres demonios de la primera potestad de
Satanás, muy grandes”.
La última batalla
El duro camino para reconocerse hijo de Dios requirió luego
su total empeño, confesarse a menudo en el sacramento de la reconciliación y
transparentar su verdad a sus padres. Su penitencia, dice, era “ir donde las
personas a las que había dañado y pedirles perdón”. No obstante, agrega, aún
faltaba una última batalla por dar…
“Al poco tiempo, viendo mi ausencia, los miembros de la
secta constataron lo ocurrido y empezaron a atentar contra mi familia. Atacaban
espiritualmente, hasta que un día estando en el grupo de oración donde había
empezado a participar, apareció el sacerdote negro, y me dice «vengo por usted,
ya sabe qué sigue»”. Luego, recuerda que el líder satanista comenzó a balbucear
sus maldiciones… “y en un momento, cuando estaba débil, comencé a sentir detrás
de mí una voz que decía «Dios te salve María, llena eres de gracia…» y cada vez
fue más fuerte. Sentí salir detrás de mí, una mano blanca, hermosa, luminosa,
portando un rosario que enrolló al sacerdote negro”.
El líder de la secta satánica salió de inmediato del lugar y
tras diez años jamás Wilson ha vuelto a ser agredido. Hoy destina buena parte
de su tiempo a testimoniar su experiencia con las sectas, el Demonio y en
especial la verdad satánica que encierra la fiesta de Halloween…. de la cual
fue liberado por una testigo de la fe, un sacerdote y luego, finalmente, por
intercesión de la Santísima Virgen María..Portal de luz
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