La verdad es que no me sentí defraudado pues no esperaba
nada nuevo. Se pretendió dar cercanía y si ser experto he de decir que hubo
planos absurdos como el del sofá vacío que ha dado para tanta broma en el que
imaginábamos, por las fechas y fechorías, al amigo invisible o al pariente no
invitado, o a la familia Simpson.
Es lamentable, pero como desde tantos ángulos se afirma el
discurso de Felipe VI en su Mensaje, Cuento, de Navidad cumplió las
expectativas de no aportar nada de nada. Cita de lugares comunes y la consabida
cita a la diversidad cuando de lo que hay que hablar es de Unidad. Mi vecino y
yo también tenemos sensibilidades diferentes pero eso no me dice nada, en ese
sentido quedó muy por debajo de su padre que aunque no hizo nada al menos
citaba la unidad de España.
No sé porqué en un momento clave como es el del anual
mensaje navideño no coloca junto a él la bandera de España, no cita a las
víctimas del terrorismo a las que no se hace justicia, pues es a España a la
que no se hace justicia, por no citar que pone distancia entre él y un
nacimiento cutre ubicado al otro lado del sofá y que cualquier niño
despreciaría, un nacimiento que no tendría en casa ningún padre de niños de
nueve años.
No hacer nada no es una solución y dejar pasar menos todavía
cuando los separatistas y radicales de izquierda siguen con la cantinela de que
el hecho de impedir que una parte de pueblo se exprese libremente, que no se
avance en modo alguno por resolver un problema, es un conflicto. Un rey que no
habla de la soberanía nacional con un gobierno que no explica y menos reitera
que en esa materia el único competente es el pueblo español me hace sospechar que nos encontramos frente a un proyecto, ya
en marcha, de narcotizarnos y meternos con vaselina el “Estado Federal”, para
lo que recomiendo y no hay mejor vacuna que recordar a diario a los españoles
releer lo del “Cantón de Cartagena”… REMEMBER CARTAGENA !!!.[1]
Dejémonos de hablar de desencuentros y de rupturas
emocionales o sentimentales, las cosas por su nombre, nos enfrentamos a un reto
separatista no contestado, con una patente actitud cobarde por parte de las más
altas autoridades del estado[2]. Tengamos muy claro que el estado federal que
el señor Sánchez publicita, sin saber de lo que habla, no es la solución sino
el problema[3] y ante este desafío es necesaria valentía algo que le viene
grande a Don Tancredo conocido por tener más miedo que vergüenza.
En un lamentable momento del discurso el rey Felipe afirma
“el pasado mes de octubre afirmé en Asturias que necesitábamos referencias
morales a las que admirar, principios éticos que reconocer, valores cívicos que
preservar. Decía, entonces, que necesitábamos un gran impulso moral colectivo.
Y quiero añadir ahora que necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida
colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo
irrenunciable”.
Es para quedarse ojiplático pues no es la sociedad, el
pueblo llano quien ha estafado al país, tampoco es la ciudadanía la que se ha
financiado ilegalmente, ni la que ha salvado a fundaciones, duplicidades,
bancos y cajas mientras sus dirigentes se ponían sueldos e indemnizaciones
obscenas, ni tampoco es la ciudadanía la que ha vendido preferentes, ni la que
se ha servido de subvenciones oficiales para cubrirse el riñón como su hermana
y cuñado, ni la que ha liberado a asesinos terroristas que hoy deambulan libre
por las calles y se sirven de los presupuestos.
No es el pueblo quien necesita de “un gran impulso
colectivo”, sino los que tienen las riendas del poder, empezando por la propia
familia del rey. La cita en la que decía que “no existen tratos de favor” sonó
como aquella frase hueca de que la “justicia es igual para todos” que entonó su
padre y que como vemos no ha conducido a nada.
Oímos algo tan hueco, turbio y falso como que “los
responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas” cuando
tenemos ejemplos palpables de todos los colores y escalas, en bancos, cajas y
autonomías hasta en su propia familia que deberían estar encarcelados y
desposeídos de sus títulos y tratamientos, empezando por su cuñado que mantiene
una Gran Cruz del Mérito Deportivo[4] con tratamiento de excelentísimo señor
cuando tuvo la poca vergüenza de declararse con sordera bilateral irreversible
para escaquearse del servicio militar obligatorio siendo jugador de balonmano y
declarado deportista de alto nivel por el Consejo Superior de Deportes.
Ante todo esto, ¿no se da cuenta el monarca que al no haber
tomado medidas inmediatas desde hace tanto tiempo esta situación le hace perder
legitimidad? y más al hablar a la nación
mencionando que necesitamos “referencias morales a las que admirar”, si
ni siquiera es capaz de meter en cintura a su cuñado, el duque empalmado, y a su hermana para que de una vez renuncien
o se les desposean de los derechos dinásticos, títulos tratamientos y grandes
cruces.
Si se dice que los líderes políticos alabaron el discurso
del rey es para quedarse preocupados, líderes, desde Mas a todo el arco
parlamentario, todos pringados por la podredumbre y la corruptela nacida al
amparo de las autonomías. Nadie entra a saco atacando el nudo gordiano de
nuestra tragedia nacional que es el sistema de organización territorial de las
autonomías, un sistema imposible de mantener, antieconómico y corrupto desde su
nacimiento y que sirve únicamente para alimentar al clientelismo regional. Todo
ello mientras el presidente incumplidor y mentiroso de su propio programa
electoral promete el despegue económico a la vez que perdona la deuda a las
autonomías, y es por eso precisamente, porque el problema son las autonomías.
El rey no mencionó, pues es servidor del propio sistema, que
las autonomías son el verdadero agujero en las cuentas públicas españolas. El recorte que más necesitamos pero en el que
paradójicamente no menciona el rey y en el que ningún partido quiere meter la
tijera. A parte de los obstáculos que ponen las diecisiete legislaciones
diferentes que han roto la unidad de mercado y dificultan la recuperación
económica y la creación de empleo hemos de tener claro que las autonomías nos
cuestan a los españoles más de 86.000 millones de euros cada año, que no sólo
tienen que salir de nuestros bolsillos sino que se detraen de las áreas que
realmente nos interesan la educación, la sanidad, la garantía del sistema de
pensiones, eso de los que se les llena la boca a todos: el estado del bienestar.
No mencionamos ya la seguridad y defensa que no interesan ni preocupna a ningún
dirigente y de donde se recorta para pagar cualquier imprevisto pensando que
las estructuras internacionales vendrán a sacarnos las castañas del fuego.
Según economistas como el brillante catedrático Roberto
Centeno, cada nuevo empleo público no productivo destruye 2,8 empleos privados,
pues se necesitan más impuestos para mantenerlos. Sostener el necesario estado del bienestar (una
sanidad y educación de calidad, justicia, seguridad…) requiere empleo público
suficiente y de calidad; el grave problema
no acometido son los empleos públicos improductivos y a menudo
innecesarios.
Majestad, según los expertos, y teniendo en cuenta el número
de habitantes de España, sobran 1.000.000 de empleos públicos y 920.000 de
ellos están en las autonomías. Este
hecho unido a la ruptura del mercado económico y laboral generado por la
cancerígena proliferación de legislaciones autonómicas nos lleva a la evidencia
de que las autonomías nos conducen irremisiblemente a la pobreza más absoluta…
¿quién va a querer invertir en España?.
Basta ya de palabras huecas y abramos los ojos pues España
tiene ya el mayor índice de pobreza de toda la Unión Europea, por encima de
Grecia y de Portugal, y es también el país de la Unión Europea con mayor tasa
de desempleo, más que Grecia y mucho más que Portugal y el tercero en volumen de déficit público,
por detrás de Grecia e Irlanda. Pero lo más bochornoso es que es donde más se
nos sangra con los impuestos, España se situó en 2012 como el cuarto país
europeo con más impuestos, detrás de Bélgica, Dinamarca y Suecia, con la
diferencia de que en esos tres países gran parte de nuestros impuestos no van a
sostener el estados del bienestar, ni tampoco a paliar y salir de la crisis,
sino a mantener una administración elefantiásica constituida por unas
autonomías que sólo benefician a la casta política.
Majestad no es cuestión de mejorar la gestión de las
autonomías, se trata de un problema estructural. En total, el traspaso de competencias del
Estado a las comunidades autónomas implicó un traspaso de 821.357 empleados,
sin embargo los asalariados de las autonomías superan ya los 1.740.000
empleados, es decir 920.000 más que el Estado para hacer exactamente lo mismo,
y no paran de crecer exponencialmente y lo vemos en el anuncio de los
separatistas de seguir abriendo nuevas embajadillas en Italia y Bruselas.
Cabe preguntarse majestad dónde están esos 920.000 empleados
de más, acaso hay más médicos y profesores, lo dudo. Desde diversas fuentes se estima que en
relación al número de habitantes, en España sobran alrededor de 1.000.000 de
empleados públicos. Entonces dónde están entonces esos 920.000 empleados de más
en las autonomías, se estima que 520.000 son enchufados, el resto, unos 400.000
son el producto de multiplicar por diecisiete la estructura de gestión.
Enchufados que no son otra cosa que amigos, familiares y
militantes, de todos los partidos políticos, colocados en fundaciones, agencias
y en las 2.671 empresas públicas creadas por las autonomías para contratar a
dedo y evitar la fiscalización de las cuentas, convirtiéndose en una de las
tapaderas del despilfarro público. Esta
es la causa por la que no oiremos ni al rey ni a ninguno de nuestros políticos
hablar de eliminar las autonomías.
El gravísimo problema autonómico no se resuelve sólo con
legislación y recortes para eliminar esos cientos de miles de enchufados porque
seguirían existiendo diecisiete estructuras paralelas con competencias
impropias y que nos costaría al menos la mitad de esos 86.000 millones de euros
de sobrecoste anual que actualmente tienen las comunidades autónomas. Ante esta gravísima situación, las
comunidades autónomas se comprometieron hace meses a cerrar sólo 600 de esas
2.671 empresas públicas pero de forma insultante meses después sólo se cerraron dos. Está claro que la casta política sigue
dispuesta a todo menos a amputarse sus tentáculos. En este momento las
autonomías españolas tienen mayor nivel de competencias y gasto que las
regiones de cualquier otro país del mundo.
España incurrió en su intento de contentar a nacionalistas
vascos y catalanes durante la transición, en una descentralización carísima y
además mal enfocada pues deberían haberse cedido menos competencias y no hacia
una administración intermedia innecesaria en las regiones sino hacia la
administración local, es decir ayuntamientos y diputaciones. Este disparate autonómico es muy costoso no
sólo por ceder, ceder y ceder competencias a las autonomías sin importar si era
lógico y eficiente o no, sino porque se ha demostrado que los ciudadanos no
podemos seguir pagando este sistema de organización territorial.
Cabe preguntarse para qué vale el despropósito de tanto
recorte social y subida de impuestos si no se mete la tijera en extirpar el
gran problema de las cuentas públicas: el cáncer autonómico. Sólo hay dos formas de eliminar las
autonomías: la aprobación por 2/3 del Congreso de los Diputados (es decir un
pacto PP – PSOE) o la convocatoria de un referéndum popular. No nos queda otra. Ya que aquí el único que habla de referéndum
es el separatismo, yo también pido un referéndum preguntando por un sencillo SI
o NO a las autonomías.
Por eso es indignante el mensaje del rey sobre la
recuperación y económica sin hablar de la pobreza ni de los que sirven a
paliarla como los bancos de alimentos que no dan abasto. Es lamentable que el
rey no cargara directamente contra los causantes de la crisis ni de la
pobreza. Lógicamente su discurso cumplió
con las expectativas que no eran otras que hacer seguidismo a los poderes que
lo sustentan y legitiman, sin darse cuenta que poco a poco se cae en la
deslegitimación en el ejercicio del cargo[5].
Para terminar el ya sintomático, tradicional y lamentable
olvido, que muchos tacharían de cobarde, de la inacabada provincia de Cádiz en
su apéndice rocoso de Gibraltar[6] pendiente de devolución y que ni el rey ni
los partidos ofrecen el más mínimo gesto reivindicativo: No es una manía ni un
asunto secundario, se debe subrayar una
y otra vez que se trata de una colonia extranjera y hostil en el alma de
nuestro territorio mediante la que parasita nuestra economía.
Parece que son las directrices educativas actuales:
"España linda al Sur con el Reino Unido". Mucho mejor que aquello de "con
una vergüenza". Editorial Anaya, libro de Ciencias Sociales de 5 de
Primaria, Por supuesto Chafarinas, Vélez de la Gomera y demás no existen[7]41
La simple existencia de la colonia gibraltareña convierte al
colonizador en elemento hostil hacia España, a pesar del peloteo y servilismo
que nuestros políticos ofrecen una y otra vez de forma servil en nombre de no
sé qué amistad y hermandad para con Inglaterra sin hacer el más mínimo gesto
práctico con la intención de reivindicar y mantener viva la llama por recuperar
la integridad peninsular española, a la vez que abandonan nuestra cultura
poniéndose en práctica una envilecedora
colonización cultural por la que se nos arrastra.
Ciertamente la bandera y el nacimiento puestos en distancia
a otro lado del sofá vacío del amigo invisible, del familiar ausente, quedaría
más completo y simpático con la familia Simpson.
El Pueblo Español es el titular de la Soberanía Nacional...Por Viriato......................................................
El catedrático Centeno amplía su denuncia: el rey Juan
Carlos se llevaba “1 ó 2 dólares por barril de petróleo”
Casa Real Corrupción Economíca
Juan Carlos se llevaba entre 1 y 2 dolares por barril:
¿donde los tiene?
El catedrático de Economía, Roberto Centeno, amplió este
jueves en los micrófonos de Radio 3W su denuncia contra el rey Juan Carlos, su
“querida” amiga Corinna y su testaferro, Manuel Prado y Colón de Carvajal, al
afirmar que el monarca y su “valido” cobraron una comisión de entre “uno o dos
dólares” por barril de petróleo que compraba el erario público de España en los
países árabes.
Sólo Juan Carlos podía comprar petróleo a los jeques árabes
Centeno hizo cálculos de cuanto se llevaba el rey Juan
Carlos, información que él conocía porque era precisamente el encargado de
pagar los suministros por su responsabilidad en CAMPSA. Debido a la
“intermediación” de Manuel Prado y Colón de Carvajal, por encargo de Juan
Carlos, España pagaba el petróleo más caro, ya que ambos se llevaban una
comisión:
Muerto Manuel Prado, ahora los negocios los concreta Corinna
“La cifra no la recuerdo exactamente, pero había un
sobrecoste. Es decir, entre comprarlo directamente, que estábamos hablando de
treinta y tantos dólares de aquellos años (si le ponemos la inflación ahora no
sé cuánto saldría, desde luego el doble o el triple)… Pero, en fin, había
comisiones que podían oscilar entre 1 y 2 dólares por barril y eso es una
barbaridad por la cantidad de barriles de petróleo que caben en un
superpetrolero. Un petrolero de 200.000 toneladas lleva entre 1.400.000 ó
1.600.000 barriles. Entonces estamos hablando de que un petrolero le puede
producir en aquel momento un beneficio de 2 millones de dólares del año 1979.
Eso son palabras mayores”.
Juan Carlos goza del privilegio de las relaciones
petrolíferas con los jeques árabes al precio de 1 a 2 dólares por barril
Roberto Centeno, entonces consejero delegado de CAMPSA,
tenía un mandato expreso del Consejo de Ministros: conseguir petróleo al precio
más barato posible debido a la carencia española de suministros energéticos,
con el consiguiente riesgo de desabastecimiento y colapso. Y recurre por ello
al embajador en Kuwait, Fernando Schwartz:
“Él me dice: “Oye, Roberto, sé que estáis en esta situación
y yo tengo una relación excelente con la familia Al-Sabah. Esta familia era
entonces y lo es ahora la familia del emir de Kuwait, la reinante. Y yo le
dije: “Mira Fernando, no me toques las narices porque yo estoy harto de recibir
ofertas que son un puro camelo, así que no me hagas coger una avión, irme a
Frankfurt, coger otro avión a Kuwait y tirarme diez horas de vuelo para que
luego no…”.
El catedrático y ex alto cargo de Campsa, Roberto Centeno
“Que no, que yo te juro, te prometo…” que tal y que cual.
Total, que cogí y me fui. Y, efectivamente, Fernando, que era un tipo serio,
realmente tenía unas relaciones muy buenas con la familia Al-Sabah y con los
directivos de la KPC, la Kuwait Petroleum Company, que es la que tiene el
monopolio porque el petróleo está nacionalizado, pertenece al Estado. Y
naturalmente está regida por un miembro de la familia Al-Sabah. Gracias, pues,
al gran oficio de Fernando Schwartz, consigo un cargamento de 150.000
toneladas, al cual le iban a seguir otros a precio de mercado, sin comisiones”.
La operación de compraventa estaba hecha hasta que se mezcló
en ella un siniestro personaje que venía de la Casa Real española. Con el
tiempo llegaría incluso a pisar la cárcel por corrupción y sus procedimientos
judiciales se amontonaban en los juzgados. Por eso Centeno le pregunta al
ministro de Hacienda, Francisco Fernández Ordóñez, quien es esa persona que
impide una transacción petrolífera del Estado para encarecerla con sus
comisiones ilegales:
Manuel Prado y Colón de Carvajal: el manuscrito con sus
memorias lo tiene el ex ministro y editor Manuel Pimentel (PP) pero nunca lo
publicará
“¿Quién coño es Manolo Prado? Entonces [Fernández Ordóñez] se
me queda mirando con profundo asombro y me dice: “Pero Roberto, no me
fastidies. ¿Que tú no sabes quién es Manolo Prado?”. Y le dije: “Te juro por
mis muertos que yo no sé quién ese Manolo Prado“. Y me dice Paco Fernández
Ordóñez: “¡Pero tú eres un pardillo! Sabrás mucho de petróleo pero no tienes ni
idea de cómo funciona este país“. “Pues explícamelo tú”. Y respondió: “Manolo
Prado es la persona que tiene… no me dijo el monopolio pero vamos… La única
persona que tiene derecho a comprar petróleo en Arabia Saudita y los Emiratos“.
Centeno denuncia que el testaferro de Juan Carlos torpedeó
su compra pública de petróleo para encarecerla
Centeno se quedó perplejo delante del ministro: “Paco, según
lo que tú me estás contando, por razones que ignoro, hay un señor que tiene
reservado ese chiringuito. Explícame entonces dónde voy a buscar yo el petróleo
que España necesita. ¿Se lo pido al ayatola Jomeini, por ejemplo? ¿Tú qué crees
que pasaría si me fuera a Teherán y le pidiera que me diera un barco de crudo?”
Porque además los ayatolas habían cesado totalmente las exportaciones para
llevar el mercado a donde lo llevaron. Y Fernández Ordóñez respondió: “Eso me
lo tenías que haber dicho”. Y, obviamente, la operación se frustró y Manuel
Prado y Colón de Carvajal fue quien la llevó a cabo. Pero más onerosa para el
erario público, por supuesto.
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