La casta
castrense, al desnudo: El teniente Segura denuncia que muchos mandos militares
disponen de sus propios campos de golf
En el
Ejército español hay abusos, falta de transparencia, una justicia que es de
todo menos independiente y, en definitiva, componentes que reproducen a pequeña
escala un “Estado medieval” donde los “señores feudales” que son los altos
mandos campan a sus anchas. Ese es el panorama que describe el teniente en
activo Luis Gonzalo Segura en su libro ‘Un paso al frente’, donde novela los
“comportamientos pseudomafiosos” que asegura estar viendo desde que entró en
las Fuerzas Armadas hace 12 años. El libro supone también un aldabonazo contra
aquellos españoles que todavía albergan esperanzas de que estos mandos
militares representen un revulsivo de la conciencia nacional. La mayoría de
ellos, además de formar una casta endogámica engolada y repleta de privilegios,
carecen de los elevados ideales que muchos lectores de AD asocian todavía al
militar honroso y patriota que 38 años de abducción partitocrática han
convertido en especie extinguida. Por desgracia, poco cabe esperar de la
ejemplaridad de los miembros de la actual casta castrense, funcionarios
apesebrados y uniformados ciegos, sordos y mudos ante la ruptura y
descomposición social, moral, económica y política de España. Apelar al
patriotismo y a los altos ideales con tales miembros se antoja tarea ociosa e
inútil.
De entrada,
Segura sostiene que sus denuncias están apoyadas por muchos compañeros que no
se atreven a hablar públicamente por temor a las “represalias” y que para nada
son casos aislados, sino reflejo del funcionamiento cotidiano de una institución
donde la “casta dominante” desoye “órdenes ministeriales”, disfruta de grandes
privilegios e impone su ley sin cortapisas ni ningún tipo de contrapoder.
Entre los
abusos detallados por Segura en su libro y que AD adelante a sus lectores se
encuentran algunos que ya salieron a la luz -el caso de una capitana juez
humillada por un coronel y expedientada tras investigar corruptelas- y otros
nuevos como el de Inmaculada Ruiz, que fue expulsada de las Fuerzas Armadas
después de clamar por el arresto que le impusieron por “fingir” una lesión
cuando le extirparon los dos pechos por cáncer de mama. Estos hechos están a al
orden del día, según el teniente, y la causa principal de que se den es que la
justicia castrense no es independiente. Jueces, fiscales, secretarios
judiciales y el resto de personal pertenecen al mismo cuerpo y siempre actúan
favoreciendo el ‘statu quo’ y a los altos mandos, que a la postre son los que
deciden los ascensos y califican a los subordinados. Ese círculo vicioso y esa
endogamia es muy difícil de romper, continúa, y tiene también su reflejo en
presuntos desmanes corruptos.
El teniente
asegura que en 2010 se le encargó hacer un inventario del material informático
que había y descubrió “un desfase del 25-35%”, cifrado en “millones de euros”,
entre los recursos y el dinero que se registró como destinado a sufragar su
adquisición. El militar dio parte de lo descubierto pero no le hicieron “ni
caso”, por lo que lo denunció a la justicia castrense. Igualmente, rechazaron
su queja, alegaron “que no conocía” los detalles de lo que denunciaba y
rehusaron incluso inspeccionar “la gran cantidad de documentación guardada en
un disco duro” que tenía y que puso a disposición.
“Es
desesperante”, se lamenta, que no se investigue eso “ni los incrementos
patrimoniales de ciertos altos mandos ni privilegios como el de vivir en
pabellones militares que tienen ciertos generales o los clubes militares,
campos de golf, etc… que están reservados al uso de oficiales, que son los que
más recursos tienen”.
Apoyo de las
asociaciones
Las
principales agrupaciones de militares respaldan al teniente Segura en su
cruzada personal. Así, la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas
Armadas (ASFASPRO), la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) y la
Organización de Apoyo a la Tropa y Marinería (OATM) han mostrado su apoyo a
Segura.
El teniente
Segura señaló hace escasas semanas que las represalias llegarán y a ello achacó
el nombramiento de un nuevo mando intermedio en el lugar donde está destinado,
que sería el encargado de firmar la hipotética sanción evitándole así el
trámite al teniente coronel. Además, nada más salir su libro le eliminaron los
complementos salariales, rebajándole así el sueldo, y le llegaron presiones de
todo tipo, “ataques personales” y consecuencias como la soledad a la que vio
abocado en el cuerpo, pues tanto él como sus compañeros sabían que quienes se
sitúen en su entorno estarían en el punto de mira.
Como se
sabe, el militar se encuentra en huelga desde el 17 de julio, un día antes de
que fuera recluido durante dos meses en la base San Pedro de Colmenar Viejo
(Madrid) como castigo por ocho de sus declaraciones públicas durante la
promoción de su libro. Entre ellas, afirmar que en los cuarteles hay
“comportamientos seudomafiosos” y que “la justicia militar no es nada
independiente”.
El oficial
teme que se le impute algún tipo de delito ante el juzgado y luego deba
enfrentarse a un expediente gubernativo para proceder a su expulsión. No
descarta tampoco que recurran al “destino forzoso”. Para todo ello dice estar
preparado este militar que repite una y otra vez que su objetivo es que “46
millones de españoles conozcan cómo funciona el mundo” al que pertenece. De
momento, ya señala como sospechoso que le hicieran análisis de orina y de
sangre coincidiendo con la presentación de su libro, hecho ante el cual él se
hizo uno propio “por si acaso” se les ocurre manipularlo y acusarle de tomar
drogas. “Son capaces”, concluye.
Segura
afirma que todo lo que pide es transparencia, “una auditoría” en el Ejército y
que funcione como una institución “del siglo XXI”, con los soldados pudiendo
“hablar y manifestarse libremente como hacen por ejemplo en Portugal o como
hace aquí la Policía, que no es ninguna organización caótica por ello”. Es difícil
conseguirlo, zanja, y “probablemente acabe trabajando en un McDonald’s, pero
habré hecho lo que tengo que hacer”.
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