Rajoy: el
mayor traidor a sus votantes de Europa
Por Roberto Centeno*
Si alguien en su ceguera todavía tenía alguna duda sobre la
mendacidad y la total perversión política y moral de Mariano Rajoy, creo que la
pasada semana se le habrá caído la venda de los ojos. Rajoy es la segunda plaga
bíblica después de Zapatero que asola este desgraciado país. Es igual pero en
pusilánime, y además está yendo mucho más lejos en la destrucción económica,
política y moral de la nación española. A lo que se añade la destrucción de la
más sólida estructura social que España ha tenido jamás basada en una amplia
clase media que pasó del 24% en 1936 al 56% en 1975, que hoy ha caído al 43% y
está siendo sustituida por una sociedad tercermundista dual. Rajoy ha
demostrado que es una persona sin principios ni valores a quien solo importa el
poder. Y con tal de mantenerlo no duda en traicionar a sus votantes, a su
Patria y a quien sea menester.
Zapatero era un indocumentado, un sectario y un radical. Tan
indocumentado que osaba negar la existencia de España, una de las unidades
políticas más antiguas del mundo, algo propio de un iletrado o un demente. Tan
ignorante que nunca supo, ni él ni Solbes, por qué España crecía en los
primeros años de su mandato y mucho menos por qué se hundía después. Tan
demente o tan felón que dijo que aceptaría cualquier Estatut que viniera de
Cataluña. Pero Zapatero nunca traicionó a sus votantes. Rajoy era diferente, su
gente sabía perfectamente lo que había que hacer para salir de la crisis: bajar
impuestos y no gastar más de lo que se ingresa. No pactar con terroristas,
ilegalizar sus franquicias y hacer cumplir la Constitución y la Ley. Esto lo
dijo y prometió por activa y por pasiva. Ha hecho justo lo contrario.
Traidor a sus votantes y traidor a España
Empecemos por la pasada semana. Su última gran traición, una
traición sin excusas ni paliativos a su programa electoral y a sus votantes, ha
sido la retirada de la nueva ley del aborto y la confirmación de la monstruosa
ley de Zapatero-Aído, que permite como en ningún otro país civilizado el
asesinato indiscriminado de los no nacidos de hasta ocho meses. Una ley que el
propio PP recurriría ante el Constitucional por estimar que vulneraba derechos
fundamentales de las personas, ¡y que ahora se traga íntegra, en lugar de
derogarla y volver al menos a la ley de Felipe González y Aznar, con algunos
retoques para evitar coladeros! Rajoy insulta además a la inteligencia de los
españoles afirmando que necesita mayor consenso, cuando ha aprobado la mayoría
de leyes sin consenso alguno y la sectaria pareja ZP-Aído se pasarían el
consenso por ahí.
Pero lo más pavoroso han sido sus motivaciones. A Rajoy le
importan un pimiento los miles de niños no nacidos que van a ser asesinados con
la cobertura legal de la ley más inhumana del mundo civilizado. Le importan un
pimiento la moral y las promesas hechas a sus electores, a los que ignora
porque piensa que solo pueden votarle a él. Únicamente le importa el poder. Su
gran oráculo Arriola, que ha asesorado a todos los mediocres del PP en los
últimos 20 años, a quienes explica siempre por qué no se cumple nunca lo que él
les había asegurado que se iba a cumplir, le ha dicho ahora que el retirar la
nueva ley del aborto le proporcionará más votos de los que le quitaba. No
arrancará un solo voto a la izquierda y ya se está produciendo una desafección
masiva en el PP. Y aquí hay que gritar un olé al obispo de Alcalá al llamar a
no votar más al PP y sí a un partido que defienda los valores cristianos, ante
el vergonzoso silencio de la Conferencia Episcopal, que, a la espera de un
canal de TV, mete los valores cristianos bajo la alfombra.
Y por si esto no fuera ya bastante, nombra ministro de
Justicia a Rafael Catalá, un total ignorante en cuestiones jurídicas, dispuesto
a bajarse los pantalones ante el separatismo catalán y a cargarse la
Constitución para adaptarla a la “sensibilidad” de 3 millones de catalanes en
contra de la de los 43 millones restantes. Es lo mismo que si un ministro
propusiera cambiar el clima para no herir la sensibilidad primaveral de los
alérgicos. Para este irresponsable lo importante no es que se cumpla la ley y
que esta sea igual para todos los españoles, nada más lejos. Está encantado de
que los separatistas no la cumplan, de la prohibición de ser escolarizado en
castellano y de la persecución de todo lo español. Siendo secretario de Estado
de Infraestructuras cuando ocurrió el accidente del Alvia, que costó 80 muertos
y 140 heridos, no hizo absolutamente nada por depurar responsabilidades, solo
mintió en todo y a todos. Encomendar a este temperamento ideológico y cínico la
Administración de Justicia es tanto como confiar la sanidad pública a un
curandero de sensibilidades.
Y luego ya el acabose. La forma en que este pusilánime ha
dejado pudrirse el tema catalán puesto en marcha por el Estatut de Zapatero ha
sido tan manifiestamente desastrosa que ha caído cuando menos en el delito de
colaboración tácita, pero inequívoca, de conspiración para la sedición de
Cataluña. Es decir, un gravísimo delito contra la estabilidad y seguridad del
Estado español. Rajoy ha cerrado los ojos desde el principio al flagrante
incumplimiento de la ley constitucional por los separatistas, sin mover un solo
dedo para garantizar su cumplimiento como era su obligación como presidente de
la nación. Tan acostumbrados estamos a su desidia y a su irresponsabilidad en
la defensa de la unidad de España que a nadie extraña hoy que haya mirado hacia
otro lado mientras los separatistas iniciaban una escalada verbal y de hechos
consumados para la separación.
Pero lo más pavoroso han sido sus motivaciones. A Rajoy le
importan un pimiento los miles de niños no nacidos que van a ser asesinados con
la cobertura legal de la ley más inhumana del mundo civilizado. Le importan un
pimiento la moral y las promesas hechas a sus electores, a los que ignora
porque piensa que solo pueden votarle a él. Únicamente le importa el poder. Su
gran oráculo Arriola, que ha asesorado a todos los mediocres del PP en los
últimos 20 años, a quienes explica siempre por qué no se cumple nunca lo que él
les había asegurado que se iba a cumplir, le ha dicho ahora que el retirar la
nueva ley del aborto le proporcionará más votos de los que le quitaba. No
arrancará un solo voto a la izquierda y ya se está produciendo una desafección
masiva en el PP. Y aquí hay que gritar un olé al obispo de Alcalá al llamar a
no votar más al PP y sí a un partido que defienda los valores cristianos, ante
el vergonzoso silencio de la Conferencia Episcopal, que, a la espera de un
canal de TV, mete los valores cristianos bajo la alfombra.
Y por si esto no fuera ya bastante, nombra ministro de
Justicia a Rafael Catalá, un total ignorante en cuestiones jurídicas, dispuesto
a bajarse los pantalones ante el separatismo catalán y a cargarse la
Constitución para adaptarla a la “sensibilidad” de 3 millones de catalanes en
contra de la de los 43 millones restantes. Es lo mismo que si un ministro
propusiera cambiar el clima para no herir la sensibilidad primaveral de los
alérgicos. Para este irresponsable lo importante no es que se cumpla la ley y
que esta sea igual para todos los españoles, nada más lejos. Está encantado de
que los separatistas no la cumplan, de la prohibición de ser escolarizado en
castellano y de la persecución de todo lo español. Siendo secretario de Estado
de Infraestructuras cuando ocurrió el accidente del Alvia, que costó 80 muertos
y 140 heridos, no hizo absolutamente nada por depurar responsabilidades, solo
mintió en todo y a todos. Encomendar a este temperamento ideológico y cínico la
Administración de Justicia es tanto como confiar la sanidad pública a un
curandero de sensibilidades.
Y luego ya el acabose. La forma en que este pusilánime ha
dejado pudrirse el tema catalán puesto en marcha por el Estatut de Zapatero ha
sido tan manifiestamente desastrosa que ha caído cuando menos en el delito de
colaboración tácita, pero inequívoca, de conspiración para la sedición de
Cataluña. Es decir, un gravísimo delito contra la estabilidad y seguridad del
Estado español. Rajoy ha cerrado los ojos desde el principio al flagrante
incumplimiento de la ley constitucional por los separatistas, sin mover un solo
dedo para garantizar su cumplimiento como era su obligación como presidente de
la nación. Tan acostumbrados estamos a su desidia y a su irresponsabilidad en
la defensa de la unidad de España que a nadie extraña hoy que haya mirado hacia
otro lado mientras los separatistas iniciaban una escalada verbal y de hechos
consumados para la separación.
Si no había otro remedio lo habría sabido dos meses antes, y
en consecuencia mintió conscientemente a sus electores para conseguir el poder.
Igual que hoy con los fraudulentos PGE-2015, el engaño más grande jamás
contado. Prevé que los gastos superen a los ingresos en solo un 15%. Y ocurre
que, según los datos de Contabilidad Nacional a julio 2014, ¡los gastos del
Estado superaban a los ingresos en un 45,6%! ¿Va a cambiar la situación cuando
el crecimiento se haya hundido en el tercer trimestre o a gastar acaso menos de
lo que ingresan el resto de Administraciones para compensar? La falsedad de las
cifras es asombrosa.
Pero es que había algo peor: ¿cómo nadie que no sea un
tramposo de la peor especie puede afirmar sin que se la caiga la cara de
vergüenza que en un presupuesto de gasto de 470.000 millones de euros, donde
solo 36.000 millones son duplicidades entre Administraciones, es imposible
recortar 6.000 millones de euros? Pero esa sería su línea de gobierno desde
entonces: el nepotismo más descarnado jamás conocido. Colocó a más de 100.000
ineptos de su partido en solo tres meses, muchos con sueldos que superan los
60.000 euros anuales. Sobre este gasto tan disparatado como despótico dijo “eso
ni se toca”.
Se tocan las becas, se toca el gasto social, se condena al
hambre a cientos de miles de niños recortando las ayudas comedor, pero el gasto
de los enchufados, los suyos y los de toda la casta política, “ni se toca”. En
la misma línea prometió en campaña reducir a la mitad las 3.600 empresas
públicas, ese cáncer donde parasitan más de 400.000 enchufados, con una deuda
que supera los 50.000 millones y de cuyo gasto nadie explica nada. Solo
“cerraría” unas decenas. Pero, ¿cómo?¿Poniendo a estos parásitos en la calle?
En absoluto. Fusionándolas con otras.
Prometió ilegalizar todas las franquicias de ETA a las que
Zapatero, en un acto rayano en la alta traición, entregó el poder en Guipúzcoa.
No solo no lo hizo, sino que siguió negociando con ETA. Igual que su predecesor,
renunció a aniquilarla, que es lo que han hecho todos los Gobiernos europeos
con sus organizaciones terroristas. El caso Bolinaga sería la culminación de su
cobardía insuperable y de su traición no solo a sus electores, sino sobre todo
a las víctimas de estos asesinos. Se infló a decir por activa y por pasiva que
“no se puede gastar más de lo que se ingresa, eso es un auténtico disparate”,
en referencia al creciente endeudamiento del Gobierno socialista. Lo que hizo
en realidad fue pavoroso: endeudar en más de 400.000 millones de euros, la
mayor cifra de nuestra historia económica y doble de la del indigente mental,
destruyendo así el futuro de varias generaciones de españoles. Esto no es solo
otra traición, esto es de juzgado de guardia. Y este año se incurrirá en un
déficit mayor aún que el de 2013.
Y todo ello con qué fin. Para salvar de la ruina a un
sistema financiero incompetente y corrupto que tendría que haber sido cerrado
en un 50%. Para salvar de la ruina a varios de los grandes oligarcas del Ibex.
Y para mantener en funcionamiento un modelo de Estado inviable y corrupto, base
de su poder, donde la parte más escandalosa son las duplicidades entre
Administraciones que siguen intactas, los miles de coches oficiales, las
oficinas de lujo y los dos millones de empleados públicos nombrados a dedo por
la casta política. Para financiar todo esto, recortaría brutalmente el gasto
social y elevaría los impuestos estatales, autonómicos y municipales a un nivel
confiscatorio, mientras permitiría a los monopolios (gas, electricidad,
productos petrolíferos) elevar los precios de sus productos y servicios al
nivel más alto de Europa.
Un sacerdote revela que la masonería domina la cúpula Nacional del Partido popular
y la de todos los Partidos……- ReL.- El sacerdote
Manuel Guerra, en su nuevo libro recién publicado Masonería, religión y
política (Editorial Sekotia), realiza una revisión sobre la masonería y sus
implicaciones históricas en el ámbito de la religión y la política. El autor
dedica un apartado a hablar de la masonería y los partidos políticos españoles
del siglo XXI.
En él asegura que “alguien relacionado con la masonería me informó de que
ésta dominaba la cúpula nacional del Partido Popular”. No se revelan los
nombres, pero asegura que “fueron confirmados por otras personas masónicas y ex
masónicas”.
El libro también revela que, según esta fuente de Manuel Guerra, “hacía
tiempo que se habían infiltrado en el PP gallego y en el canario y en el PP vasco”.
El caso de Canarias
Destaca especialmente la situación de las Islas Canarias en donde, según afirma
Guerra, los partidos políticos se vieron infiltrados por los masones hace ya
mucho.
Haciendo una comparación entre los distintos partidos y atendiendo al
número de infiltraciones, “puede decirse que hay algunos masones en el PP,
bastantes en Coalición Canaria y muchos en el PSOE canario”, asegura.
Los masones en partidos de izquierda
La obra, que evita dar nombres de los políticos del PP, sí menciona a
algunos mandatarios de izquierdas. En concreto, Guerra cita a José Luis
Rodríguez Zapatero y a su declarada “condición masónica”. Recuerda, además, las
palabras que el ex presidente del Gobierno pronunció en un mitin de la campaña
electoral el 8 de febrero de 2004: “¡Más gimnasia, menos religión!”.
El autor menciona otra realidad creada por el ex líder socialista, la
Alianza de Civilizaciones, a la que tacha de “organización masónica”. Y añade:
“Está sin hacer el estudio de la ayuda prestada por los gobiernos socialistas”
a dichas iniciativas.
Esquerra Republicana de Catalunya también contaría entre sus filas con
masones. Es más, “la mayoría” de ERC estaría controlada por las logias. Guerra
señala a Carod Rovira (que ya no milita en el partido) y Maria Àngels Prats,
abogada y ex Gran Maestra de la Logia Derecho Humano (Orden Masónica Mixta
Internacional fundada en 1883
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