Enrique de Diego.-
Han convertido, todos, España en una cloaca hedionda, que es preciso limpiar a
la mayor brevedad posible, por decencia, por instinto de supervivencia y por
patriotismo. En términos coloquiales, todo cuanto rodea a Esperanza Aguirre
apesta a mierda, desde Francisco Granados, a Losantos, el comunicador de la
caja B.
Esperanza Aguirre es, desde hace tiempo, un cadáver
político, lo único que sucede es que su putrefacción expande ahora un tufo
hediondo. Siempre ha sido un bluff, mantenido e inflado a golpe de talonario,
con cargo al contribuyente –muy liberal ella, de boquilla-, con un bien pagado
aparato de propaganda. Si se analiza su extenso curriculum político, desde que
entrara a través de la Unión Liberal de Pedro Schwartz, se puede observar con
facilidad que ha ido siendo aupada por la estructura del partido; es una
política profesional en sentido estricto. Fue incapaz de ganar a Rafael
Simancas en primera vuelta y sólo el “tamayazo”, lleno de ramificaciones
transversales gurtelianas, le permitió acceder al poder de la Comunidad de
Madrid, donde su gestión ha sido un desastre sin paliativos. Eso sí, como la de
cualquier presidente autonómico, porque las autonomías nunca debieron existir.
Un observador concienzudo de su trayectoria y actitudes, me
dice: “Esperanza Aguirre cuando percibe que algo la puede salpicar, ataca”.
Así, se imputa a Ángel Acebes por tirar de la caja B del PP para comprar
acciones del chiringuito de Losantos y Esperanza Aguirre propone que se
expediente a quien ha estado ligada en el mismo sector de su partido. Tanto
entendimiento antiguo para llegar a esa puñalada trapera, con tal de
sobrevivir.
La pretensión de Esperanza Aguirre de aparecer como un
regeneradora, último reducto de la limpieza de un partido que ha degenerado
–desde hace demasiado tiempo- en una pocilga con ínfulas de mafia, es una
estricta impostura que la ha llevado al ridículo y al esperpento. Esperanza
Aguirre hoy es una figura ridícula, patética. Lo ha sido siempre, pero ahora se
ha puesto en evidencia. Aquello de que fue ella quien desmanteló la trama
Gürtel ya era una broma macabra para indigentes mentales o para lacayos tan
pervertidos como Losantos.
Alberto López Viejo, el exconsejero de Deportes, era quien
organizaba –Gürtel puro- las campañas electorales de Esperanza Aguirre
(quedándose un tanto de paso). Toda la actividad política de este insufrible
bluff se ha hecho con dinero negro y de Gürtel. Ha habido mítines de Esperanza
Aguirre pagados por Enrique Ortiz, el capo alicantino que tiene a sueldo a la
alcaldesa Sonia Castedo.
La Boadilla del “Albondiguilla” está en Madrid, como lo está
el Pozuelo de Jesús Sepúlveda, o Majadahonda o Guadarrama o Galapagar o toda la
zona norte de Madrid, que fue donde se alimentó y creció Gürtel. Esperanza
Aguirre es la madre nutricia de Gürtel. Apesta a mierda y no hay perfume que
consiga disimular el tufo.
Donde se ha superado en el ridículo ha sido en la rueda de
prensa llena de mentiras y patetismo tras la detención de Francisco Granados,
su número dos durante muchos años, tanto como vicepresidente de la Comunidad
como secretario general del partido. La compungida hipócrita de Esperanza
Aguirre mostró su “sorpresa”. ¡Valiente cara dura! Que Francisco Granados era
un vulgar y compulsivo chorizo, desde sus tiempos de alcalde de Valdemoro, era
mucho más que un secreto a voces, era una evidencia palmaria y denunciada. Uno
de los denunciantes, que afirmó haberle pagado en mano comisiones, lo calificó
públicamente como “uno de los hombres más sucios”. Todavía Francisco Granados
se ha permitido perorar en las tertulias televisivas contra la corrupción,
afirmando que él era “trigo” y que bien estaba separar a la “paja”.
Pero tal nivel de chulería sólo es inteligible por la
protección de Esperanza Aguirre y del PP de Madrid que han vetado todas las
iniciativas para aclarar los bienes del mafioso. El PP de Esperanza Aguirre es
una cloaca, una pocilga y una mafia.
Francisco Granados espiaba a Ignacio González en una lucha
sórdida por el control de la corrupción. Y Esperanza Aguirre echó tierra, como
también lo ha hecho sobre el ático de Estepona de Ignacio
González, que todo el mundo sabe, que diversas fuentes me señalan que se trata
de un regalo de Enrique Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid, a cambio
del trato de favor recibido por éste en la contratación de sus películas en el
agujero negro de Tele Madrid.
La ‘lideresa’ que ahora no se entera de nada
Pero donde la impostura de Esperanza Aguirre ha superado
todos los límites de la indecencia ha sido cuando, en referencia a los cuatro
alcaldes madrileños detenidos, ha respondido sin que se le cayera la cara de
vergüenza con un rotundo “ni les conozco”. La que ha ido de lideresa, de controlar
cada lista electoral de la provincia de Madrid, del primero al último, de estar
en los detalles, de controlarlo todo, de repente siente una amnesia interesada
y se sitúa en la posición de tonta del bote, de Ana Mato. De inmediato le han
salido todas las fotos con el alcalde de Collado-Villalba, Agustín Juárez, que
fue colocado desde el PP de Madrid, por el directo e inusitado interés de
Esperanza Aguirre. La cacique resulta que no se enteraba de nada. ¡Qué
sinvergüenza!
Una política que ha llegado en el ejercicio de su poder
arbitrario a colocar como primeros de lista, por su simple cercanía, al actual
alcalde de Getafe, Juan Soler, o al de Leganés, Jesús Gómez, por ser hombre de
Losantos, sin que hubieran pisado antes sus localidades, resulta que no conoce
a cuatro alcaldes de Madrid, cuando en la última cena de Navidad del partido,
celebrada en Collado-Villalba, estuvo sentada al lado de uno de ellos, el
citado Agustín Juárez. Esperanza Aguirre ha llegado a ese estado en que se cree
sus propias mentiras, pero ya nadie la cree, como un juguete roto, que no se da
cuenta de que su tiempo ha pasado, y no tiene la decencia de irse a casa…de
verdad.
No será candidata al Ayuntamiento
Porque resulta que Esperanza Aguirre siempre se está yendo,
pero nunca se va y ahora resulta que aspira a ser la candidata al Ayuntamiento
de Madrid. Me atrevo a aventurar que no lo será, y no porque es manifiestamente
una candidata quemada, sino por el hecho de que en lo que sí destaca el gris y
monótono Mariano Rajoy es en su capacidad para el resentimiento y ni le perdona
ni la perdonará nunca ni su continua labor de oposición interna, aunque siempre
sin asumir riesgos personales, ni mucho menos su ultimátum contra el dimitido
Gallardón en el ascensor de Génova. Rajoy es vengativo.
Aparato de propaganda desarticulado
Además, el aparato de propaganda de Esperanza Aguirre, con
cuyo autobombo se labró un prestigio sin base, está a día de hoy desarticulado y
en descrédito. Pedro J Ramírez, tras cobrar 13,5 millones de euros, anda
poniéndose en evidencia con su vanidad herida tratando de hacerse pasar por una
víctima, maltratado en el protocolo y dolido por el trato a Agatha, a la que El
Mundo ha dedicado un trato estomagante.
Ramírez, que cada dos días, amenaza con resucitar y lanzarse
a la aventura, tiene que explicar todavía todas sus mentiras sobre el 11-M
(ahora sabemos que a sueldo), la piscina ilegal en Mallorca, los contratos de
Agatha con Terra Mítica y su amistad con Jaume Matas, entre otras muchas zonas
oscuras. ¡Menudo personaje! ¡No llega ni a payaso! Losantos, supina bajeza
moral, está acabado, tras estar en todas las salsas de la corrupción madrileña,
y haber devenido en el bufón más trincón, al que sólo escuchan cuatro
descerebrados. Y Julio Ariza, embargado y atenazado por las deudas, es un
zombie que se niega a ser enterrado como Dios manda. Esperanza Aguirre ya no
tiene quien la escriba.
El PP desaparecerá
Vuelvo, con inmenso dolor de patriota, que siempre hubiera
amado a España pero más en estos tiempos de tantas ofensas, al principio: han
convertido a España en una cloaca. Indigna y duele. Los lectores de Alerta
Digital pueden escrudiñar en el diario de este valiente digital mi aserto y diagnóstico
de que el PP desaparecerá, porque todos son corruptos, no queda ni uno honrado.
Diagnóstico que sorprendió pero que hoy está generalizado, incluso en plumas
lacayas que temen por su futuro, por el fin del negocio. El PP creció porque se
suponía y se predicaba que iba a luchar contra la corrupción y el despilfarro
del PSOE y ha dejado a los socialistas en mantillas, aunque estos no son ni
mucho menos mancos a la hora de robar. Pero es toda la estructura del PP la que
roba, del primero al último, y con esa mafia hay que acabar y se acabará,
aunque es todo el sistema o régimen del 78, con la nefanda Constitución y la
inútil monarquía lo que está muerto.
Dicen que la flor de loto crece en las zonas pantanosas y
surge, en su esplendor, entre la ponzoña. Esperanza Aguirre, desde luego, no es
la flor de loto, ni como metáfora.
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