¿PUEDE ESPAÑA ESTAR LIDERADA POR UN COBARDE Y GOBERNADA POR
UN TRAIDOR?
Si alguien en su ceguera todavía tenía alguna duda sobre la
mendacidad y la total perversión política y moral de Mariano Rajoy, creo que
hoy se le habrá caído la venda de los ojos. Rajoy es la segunda plaga bíblica
después de Zapatero que asuela este desgraciado país. Es igual pero en
pusilánime, y además está yendo mucho más lejos en la destrucción económica,
política y moral de la nación española. A lo que se añade la destrucción de la
más sólida estructura social que España ha tenido jamás basada en una amplia
clase media que pasó del 24% en 1936 al 56% en 1975, que hoy ha caído al 43% y
está siendo sustituida por una sociedad tercermundista dual. Rajoy ha
demostrado que es una persona sin principios ni valores a quien solo importa el
poder. Y con tal de mantenerlo no duda en traicionar a sus votantes, a su
Patria y a quien sea menester.
Zapatero era un indocumentado, un sectario y un radical. Tan
indocumentado que osaba negar la existencia de España. Pero Zapatero nunca traicionó
a sus votantes. Rajoy es diferente: prometió bajar impuestos, no pactar con
terroristas y hacer cumplir la Constitución. Ha hecho justo lo contrario
La forma en que este pusilánime ha dejado pudrirse el tema
catalán puesto en marcha por el Estatut de Zapatero ha sido tan manifiestamente
desastrosa que ha caído cuando menos en el delito de colaboración tácita, pero
inequívoca, de conspiración para la sedición de Cataluña. Es decir, un
gravísimo delito contra la estabilidad y seguridad del Estado español. Rajoy ha
cerrado los ojos desde el principio al flagrante incumplimiento de la ley
constitucional por los separatistas, sin mover un solo dedo para garantizar su
cumplimiento como era su obligación como presidente de la nación. Tan
acostumbrados estamos a su desidia y a su irresponsabilidad en la defensa de la
unidad de España que a nadie extraña hoy que haya mirado hacia otro lado
mientras los separatistas iniciaban una escalada verbal y de hechos consumados
para la separación.
Cuando en febrero de 2012 la Generalitat estaba al borde de
la suspensión de pagos, en lugar de rematarlos y acabar con el problema, Rajoy
les entregaría un río de dinero (37.000 millones de euros), con lo que los
separatistas han podido evitar la quiebra y financiar su estrategia de
sediciónTanta colaboración necesaria para la sedición que, cuando en febrero de
2012 la Generalitat estaba al borde de la suspensión de pagos, en lugar de
rematarlos y acabar con el problema de una vez por todas, en un acto que raya
en la traición, les entregó un río de dinero que a día de hoy totaliza los
37.000 millones de euros, con lo que los separatistas han podido no solo evitar
la quiebra, sino sobre todo financiar su estrategia de sedición, a lo que se
suman 12.000 millones del rescate de Catalunya Banc que debería haber sido
cerrado. Rajoy financia a los enemigos interiores de España que resultan ser
además los paradigmas de la corrupción.
Y ahora, Artur Mas está culminando el largo proceso tendente
a la separación de Cataluña del resto de España. Y si esto no es un gravísimo
delito perseguible de oficio, entonces carece de fundamento incluso la
existencia de un código penal, en un país donde la más alta autoridad pública
la tienen los más egregios infractores de las leyes. Al firmar un referéndum
ilegal para la ruptura de la unidad nacional, Mas debería haber sido detenido y
encarcelado y la autonomía de Cataluña suspendida. En lugar de ello, el
cómplice Rajoy junto con su “alter ego” Sáenz de Santamaría, ávida de poder a
cualquier precio, sin ideología y sin principios, en una posición inequívoca de
colaboración necesaria para la sedición, se contenta con el papeleo burocrático
de dejar en manos del Tribunal Constitucional lo que es de incumbencia directa
del poder ejecutivo del Estado. Por
primera vez, un país europeo permite celebrar un referéndum a contrapelo de las
leyes del Estado y con la complicidad de instituciones al servicio de ese mismo
Estado. El papel de la policía autonómica catalana, desoyendo las órdenes de
identificar a los responsables del aquelarre mafioso-sedicioso, es el mejor
ejemplo de la descomposición en la que ha caído la España de Rajoy y de su
conversión en una sociedad sin contrapesos legales ni morales, en la que impera
ya la más absoluta de las anarquías.
El separatismo catalán se está saliendo con las suyas y está
en condiciones de seguir la vía Kosovo; es decir, la declaración unilateral de
independencia. Que lo haga o no, el tiempo, a no mucho tardar, se sabrá. Era
previsible. Lo es desde hace cuarenta años, desde que Torcuato Fernández
Miranda, Adolfo Suárez y Juan Carlos de Borbón, desde la traición, decidieron
entregar el poder a los separatistas a cambio de cierta condescendencia
temporal hacia los borbones y sus privilegios.
La Ley electoral y la Constitución y la España de las
autonomías se hicieron para que los separatistas estuvieran satisfechos; para
que consiguieran sus propósitos. Ya en “La monarquía inútil” Enrique de Diego
reseñó cómo en la elaboración de la Constitución Juan Carlos ya quiso dar la
independencia a Vascongadas mediante la argucia de un mero retórico pacto con
la corona. Y que ese proyecto sigue en pie, a pesar de su desquicie y su
inmoralidad. De aquellos polvos vienen estos lodos; no se recoge otra cosa que
lo que se ha sembrado, mientras por el camino han caído más de novecientos
patriotas, los mejores.
El separatismo siempre han formado parte del sistema, cuya
relación simbiótica ha sido siempre a través de la cesión, de la entrega de la
educación de las nuevas generaciones, de la retirada de la Guardia Civil, la
Policía Nacional y el Ejército. España ha sido retirada de Cataluña y
Vascongadas. Lo fue desde el comienzo de la transición.
Si en Sicilia se legalizara la mafia, estamos seguros que la
mafia gobernaría, obtendría la mayoría absoluta, porque la gente entendería que
se ha dado el poder a los matones. La permanente debilidad de los gobiernos de
España ha dado alas a la mafia nacionalista. La gente entiende que el Estado ha
cedido y que lo mejor es ponerse de perfil. En la misma TVE de todos los
españoles, la cobertura informativa y las tertulias dirigidas están informando
como si fuera algo normal destrozar una nación, una economía y una sociedad.
Para el cobarde e inútil de Rajoy se ponen las cosas muy
duras con un separatismo levantisco tanto en Vascongadas como en Cataluña. En
Vascongadas, no hay que engañarse, la banda terrorista va a exigir la
independencia como paso previo al totalitarismo. Habrá que ver si el PNV se
deja llevar por sus genes u opta por el posibilismo. Hay que ponerse en lo
peor. Y dentro de lo peor está que Rajoy tiene como costumbre ceder. Y los
patriotas no lo vamos a permitir.
Y en ese escenario es preciso recordar que España es la
solución. Que este sistema es la antiEspaña, que este régimen es la destrucción
de España y que, por el contrario, España es la solución. Que la independencia
no es posible, no hay resquicio en el ordenamiento legal, y que en caso de
sedición es preciso aplicar el artículo 155 de la Constitución y, en su caso,
el artículo 8 que pone como misión de las Fuerzas Armadas mantener la unidad y
la integridad territorial de España.
Hoy, como justo castigo a su perversidad, la monarquía
borbónica ha muerto. Es un cadáver hediendo que deambula por el escenario
esperando que alguien ponga en práctica la obra de caridad de enterrar a los
muertos….Alerta Digital
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