El olor de
la carretera, el color del paisaje, es el objeto de deseo del resto de
conductores. Iniciada la temporada motera (aunque para los asiduos de
chupa, guantes y pañuelo en la cabeza dura todo el año) la agencia España en
Moto dispone de hasta 15 marcas míticas de gran y media cilindrada, ,
entre ellas, para acelerar (con moderación) en los diferentes tours
semiguiados que propone sobre el asfalto peninsular. Recomendaciones sobre las
mejores carreteras a degustar e incluso la posibilidad de participar como
paquete, disfrutando desde el asiento trasero de una motocicleta donde se multiplican las sensaciones.
Con Madrid como punto de partida, por la excelente carretera
motera de Colmenar hasta Soto del Real, el desvío hacia Manzanares el Real
conduce al castillo que lleva el mismo nombre de la localidad, el mejor
conservado de la región madrileña. Las siguientes paradas, disfrutando de los
potros que en moto se ven más cerca que nunca, son Cerceda y el puerto de
Navacerrada, bajando por las siete revueltas para llegar a San Ildefonso donde
se puede hacer una escapada al Palacio de la Granja. A un salto, Segovia es el
destino codiciado donde degustar un buen cochinillo que da la energía necesaria
para el camino de vuelta.
Pedraza por Navafría. 283 Km. 5 horas
Por la carretera de Morcuera, con menos curvas ciegas que la
que pasa por Canencia, se llega a Lozoya, donde empieza el espectáculo del
puerto de Navafría. No es un camino para ir deprisa; los moteros dicen que el
paseo se disfruta yendo despacio con el acompañamiento en parte del recorrido
de pequeños terneros corriendo paralelos a la vía de montaña. Al bajar del
puerto, en la N-110 girando a la derecha, se coge el desvío a Pedraza, un
pueblo medieval amurallado de paso obligado, preferentemente después de haber
disfrutado de su magnífico cordero del que, para no llevarse ningún susto, es
mejor reservar en los restaurantes de la zona. La vuelta, con dos opciones:
Somosierra o Navacerrada, esta última más larga, pero también más emocionante.
03 De puerto en puerto
Cruz Verde, La Lancha, Guadarrama, Navacerrada, Cotos y
Canencia. 405 Km. 6:40 horas
Mientras que para los coches se construyen túneles que
acortan distancias, los moteros prefieren los caminos abandonados. En esta ruta
de montaña, el recorrido se extiende por placer pudiendo invertir uno o dos
días, dependiendo de lo prendado que cada uno se quede del paisaje. Lo
importante no es el destino; es el recorrido. Y cuantos más puertos tenga,
mejor.
Pasando por Las Rozas y tomando la carretera de El Escorial
M-505, se llega al puerto de la Cruz Verde. Bajando hacia Navalperal de Pinares
y cruzando el puerto de La Lancha, por la AV-500, hay que buscar un cruce con
una gran cruz en medio de una planicie. No tiene pérdida. Tras pasar por El
Espinar y San Rafael, la ruta se tropieza con Guadarrama, siguiendo el camino
hacia los puertos de Navacerrada y Cotos, en una bajada preciosa que pasa por
el monasterio de El Paular, en Rascafría, donde entre las curvas de la
carretera, cuando la moto se tranquiliza y va a menor velocidad, se oyen
incluso los arroyos de primavera. Con un giro a la derecha para cruzar Morcuera
hacia Miraflores de la Sierra, se aparece de nuevo en la M-604, el camino por
el que se conducía antes de desviarse, atravesando el puerto de Canencia.
Gredos y Jerte. 646 Km. 11 horas
La Sierra de Gredos es una de las zonas más moteras de
España y se puede cruzar de Este a Oeste por dos vías diferentes. La del norte,
en lo alto de un valle con las montañas de fondo, dibuja una postal que se une
con la vía del Sur a partir de Barco de Ávila, bajando por la N-110 y
atravesando el famoso Valle del Jerte. Parada en el monasterio de El Escorial y
refrigerio con las tradicionales sopas canas, a partir de pan y leche, en
Plasencia. Otros pueblos con encanto son Madrigal de la Vera, en Cáceres y, ya
de vuelta, el trayecto permite reconocer la España rural en enclaves como
Candeleda, Poyales de Hoyo y Arenas de San Pedro, en Ávila.
05 El olfato toma protagonismo
Sigüenza y Cuenca. 910 Km. 14 horas
De los paisajes abiertos de la zona de Guadalajara a la
magnífica serranía de Cuenca. Más allá del paisaje, se aprecia el olor del
campo, la humedad y las flores que conquistan en primavera. Sigüenza es el
destino donde parar la primera noche, pasando por carreteras secundarias que
van paralelas al norte de la A-2. Imprescindible salir de Madrid por la A-1 y
desviarse en el Kilómetro 23 para ver desde la carretera pueblos conservados
como antaño como Fuente El Saz, Torrelaguna, Uceda, Puebla de Beleña, Cogolludo
y Atienza. La visita a la ciudad encantada es una buena opción y, tras un
descanso, la propuesta del tercer día es puramente gastronómica, desviando la
vuelta a la capital para pasar por Motilla de Palancar con el único motivo de
comer en El Seto, especializado en caza y setas. Desde ahí, el paseo es
relajado por la antigua N-III, una vía casi desértica desde que se construyó la
autovía…
Una semana para disfrutar del trayecto de ida y vuelta a
Andalucía es un plan para locos de las dos ruedas. Las carreteras sureñas, con
una orografía montañosa y unos paisajes que sorprenden, van acompañados de un
clima excelente, además del placer del tapeo del sur, un valor añadido para los
estómagos exigentes de los moteros. Después de un rodeo por la sierra de
Gredos, la primera noche se puede pasar en Trujillo, cuna de importantes
conquistadores, de donde partir en busca del mejor jamón, pasando por las
dehesas extremeñas en las que se crían cerdos ibéricos. Parada inexcusable para
comer en Jabugo. No hacen falta explicar el porqué.
Atravesando los bosques, pasar una noche en Sevilla es
imprescindible para, al día siguiente, adentrarse en la sierra de Grazalema y
volver por Jerez. El quinto día está dedicado a la vida cultural de Granada y,
pasado Málaga, el desvío hacia la N-340 permite recorrer la costa (itinerario
prohibido en verano). Córdoba es el destino de la siguiente jornada, evitando
la autopista, para volver el último día a Madrid, con tiempo para parar un rato
en las Tablas de Daimiel antes de llegar al Parque Nacional de Cabañeros.
El norte de España es, en verano, un paraíso en moto donde
la brisa fresca es un importante atractivo. Una escapada hacia Segovia y Ávila,
pasando la noche en Salamanca, para llegar el segundo día a Galicia donde, tras
recorrer las Rías Bajas, Santiago y su encanto no puede faltar en el recorrido
para dirigirse, con más o menos prisa, hacia Asturias. Dormir a los pies de los
Picos de Europa, en Cangas de Onís, no tiene parangón. Después de disfrutar
este paraje natural, llegando a dormir a Santander, el sexto día transcurre
entre la ciudad marinera y San Sebastián, pasando por Bilbao. El retorno a
Madrid, con un stop en Pamplona y durmiendo en Soria.
El Parque Nacional del Alto Tajo es un trayecto de
impresionantes panorámicas para pasar la noche en Alcañiz, punto a partir del
que disfrutar de los Pirineos. El descanso está garantizado en La Seu d'Urgell,
a un paso de la tentación de ir de compras a Andorra. Durante la siguiente
jornada, la propuesta es cruzar a Francia y recorrer los Pirineos para volver a
Pamplona por Roncesvalles. 236 Kilómetros para unir dos puntos que están a
menos de 60. Pero, como reconocen los moteros, el camino más corto no es el más
interesante. La ruta hacia San Sebastián, Santander y Bilbao para volver a
Madrid por Burgos, complementa el trayecto perfecto para una semana entera
rodando.
Aunque esta propuesta no cumple la premisa de destinos para
descubrir en moto dentro de España, el punto de salida sigue siendo Madrid, en
este caso el aeropuerto, desde donde tomar un avión hacia el otro lado del
mundo, Christchurh, en la isla sur de Nueva Zelanda, donde gracias a acuerdos
entre España en Moto y otras empresas de este tipo de turismo, recorrer la
cadena montañosa de los Alpes del Sur, es una experiencia única que combina
paisajes asombrosos, altas estribaciones montañosas, fiordos, glaciares y
extraordinarios bosques. El requisito mínimo es disponer de, al menos, dos
semanas libre………….. A los moteros también les va el lujo
Al margen de la carretera, en España en Moto han unido los
trayectos moteros con otras aficiones muy comunes a los amantes de las dos
ruedas. , que mezclan, por ejemplo, el placer de conducir con el de tomar el
sol, a partir de acuerdos con una cadena hotelera con resorts a pie de mar.
Tras un viaje de aventura, se puede descansar en las piscinas y spa de
establecimientos de lujo en Isla Canela, Rota, Marbella o Vera, que se combinan
con excursiones circulares a la sierra de Grazalema o Granada.---Laura garrrido
No hay comentarios:
Publicar un comentario