Sánchez
aprobó en tres Asambleas la mayor emisión de preferentes de Caja Madrid como consejero general en 2007, 2008 y 2009
Pedro Sánchez salió ayer al paso de la información publicada
por este diario sobre su pertenencia a la Asamblea General de Caja Madrid entre
2004 y 2009 negando cualquier responsabilidad personal sobre la política de la
entidad bajo el mandato de su expresidente, Miguel Blesa. Como consejero
general de la entidad, sin embargo, contribuyó con su voto a que la Asamblea
diera luz verde a la emisión de preferentes en 2007, 2008 y, especialmente, en
2009, el año en el que Blesa llevó a cabo la mayor emisión de preferentes
lanzada hasta la fecha por la banca española (3.000 millones de euros).
El candidato favorito en número de avales de cara a las
primarias internas de este domingo atribuyó a “malas artes” de las candidaturas
rivales –no citó al equipo de Madina, pero los ataques van en esa dirección–,
el juego sucio al que responsabiliza de la información publicada ayer por este
diario. “Mi campaña es positiva –explicó–. Lo único que digo es que, en las
campañas electorales, en los últimos días, se suele siempre sembrar dudas sobre
los candidatos. En mi caso, ha sido así. Estoy muy tranquilo. No tengo nada que
ocultar”.
Sánchez acusó el golpe de que se le quiera vincular a la
etapa más turbia de los años de Blesa en Caja Madrid y negó cualquier
responsabilidad al respecto pese a haber formado parte, durante cinco años, del
máximo órgano de gobierno de la entidad. El órgano que aprobaba las cuentas
anuales de Caja Madrid, incluidas también las del holding Cibeles, a través de
donde se hizo la compra, en el año 2008, del City National Bank of Miami que ha
desencadenado el procesamiento del propio Blesa. La ratificación de este
ejercicio tuvo lugar en la Asamblea General Ordinaria del 22 de junio de 2009,
con una asistencia del 94% de los 320 consejeros generales de Caja Madrid. En
sus explicaciones de ayer, Sánchez señaló que “la Asamblea General nunca votó
la compra de ese banco”. “Eso son cosas que hacía el Consejo de Administración
o la presidencia de Caja Madrid, no la Asamblea General”.
Conforme al artículo 29 de los Estatutos de Caja Madrid, la
entidad remite a los Consejeros Generales, veinte días antes, al menos, de la
primera Asamblea General ordinaria del ejercicio, las cuentas anuales, el
informe de gestión, la propuesta de aplicación del resultado, el informe de la
Comisión de Control sobre la censura de cuentas y, en su caso, el informe de
auditoría externa. Pedro Sánchez, como el resto de consejeros, recibió toda esa
información de manera individualizada para su estudio.
En la sesión ordinaria de las reuniones de la Asamblea
General celebradas el 5 de marzo de 2007, el 3 de marzo de 2008 y el 22 de
junio de 2009, los consejeros generales, incluido el citado Sánchez, economista
de profesión, aprobaron sendas autorizaciones genéricas para que Caja Madrid
pudiera emitir preferentes y colocarlas a clientes particulares de su red de
oficinas a pesar de que, ya en mayo de 2009, la CNMV alertó a sus inversores de
que las preferentes eran "un instrumento complejo y de riesgo elevado que
puede generar rentabilidad, pero también pérdidas en el capital
invertido". Ese año, como se ha dicho, Blesa lanzó la mayor emisión de
preferentes de la historia.
Dice que no eligió ser consejero general
Pedro Sánchez también quiso descargar su responsabilidad
sobre la politización de la Caja al asegurar que todos los concejales
socialistas del Ayuntamiento de Madrid formaban parte de la Asamblea General
cuando la realidad es que sólo 9 de los 18 ediles del PSOE en la última
legislatura, por ejemplo, la de 2007-2011, fueron elegidos por su grupo para
formar parte de ese órgano de control, por el que cobraban unas dietas por cada
una de las reuniones de la Asamblea a las que acudían. Dietas que fueron variando
desde los 1.000 euros en 2004 hasta los 1.350 en 2008.
Hay que recordar que, en abril de 2008, el secretario
general de Caja Madrid informó a los concejales socialistas que formaban parte
como consejeros generales de la Asamblea que ya no cobrarían dichas dietas de
asistencia “de acuerdo con el régimen retributivo fijado por el pleno de 23 de
julio de 2004", que las consideró "incompatibles" con sus
retribuciones como concejales. Dos meses después, en junio de 2008, el PSOE
municipal envió un informe jurídico al entonces concejal de Hacienda del
Ayuntamiento, Juan Bravo, con el que pretendía justificar que los concejales
del partido pudieran seguir cobrándolas.
El escrito fue remitido por Ramón Silva, secretario general
del grupo municipal socialista, y sostenía que los concejales del Ayuntamiento
no estaban incompatibilizados para recibir las dietas después de “las
modificaciones introducidas en la Ley de Cajas de Ahorro de Madrid por la
Disposición Adicional Primera de la Ley 3/2007 de Medidas Urgentes de
Modernización del Gobierno y la Administración de la Comunidad de Madrid”.
Añadían además que la interpretación que Bravo hizo del mencionado acuerdo
plenario que suprimió las dietas “carecía de fundamento” y era “diferente a la
realizada por la Comunidad de Madrid con respecto a sus altos cargos”. En
octubre de ese mismo año, el entonces portavoz socialista, David Lucas, anunció
que el grupo dedicaría las dietas que reclamaba a Caja Madrid por asistir a la
junta de accionistas de la caja madrileña a una ONG de cooperación al
desarrollo.
En la carta que el propio Pedro Sánchez remitió ayer por la
mañana a este diario, el ahora candidato socialista asegura que “nunca he
escondido, ni tendría por qué, que fui uno de los 320 miembros de la Asamblea
de Caja Madrid entre 2004 y 2009. Nadie me dio a elegir ese puesto, porque lo
desempeñé en mi condición de concejal del Ayuntamiento de Madrid, junto a otras
319 personas que representaban a los impositores, a los empleados y a entidades
representativas de la sociedad. Nunca recibí ni un solo euro por ello. Ni un
euro. No tomábamos parte en la gestión de la entidad. Lo hacían el presidente,
los 21 consejeros y los 10 miembros de la Comisión Ejecutiva. En nuestras
reuniones de la Asamblea General, como mucho cuatro veces al año, no tuvimos
que aprobar ni rechazar ninguna de las actividades específicas que luego
resultaron controvertidas”, explica, algo que choca frontalmente con las actas
de la memoria de actividades de Caja Madrid de esos años.
“Es inadmisible –concluye– que se me asocie, siquiera
sutilmente, con el que fue presidente de Caja Madrid, una persona con la que
nunca he cruzado una palabra, que está en las antípodas de mis ideas y mi
compromiso social y a la que siempre me he opuesto”.
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